martes, 30 de junio de 2009



El aceite de Macadamia posee coloración amarilla clara, casi transparente, con sabor suave y agradable. Es el único aceite vegetal que contiene gran cantidad de ácido palmitoleico (O.P.A.), un ácido graso monoinsaturado responsable del metabolismo de los lípidos. Presenta la siguiente composición: ácido oleico u omega-9 (61%), ácido palmitoleico u omega-7 (19%) y 610 mg de vitamina E/Kg de aceite. Equilibra los niveles del colesterol HDL y LDL, reduce la tasa de azúcar en la sangre y favorece el rompimiento de grasa de los tejidos que involucran el hígado y el corazón. Debido a su composición, el aceite de macadamia posee destacada actividad en el control de la presión sanguínea, especialmente en pacientes con hipertensión moderada. El ácido palmitoleico (O.P.A.) se encuentra en la secreción sebácea natural de la piel, en especial en los bebés, niños y adolescentes. A medida que ocurre el envejecimiento, la cantidad de ese ácido en la piel disminuye. La ingesta o aplicación del aceite de macadamia ayuda a reponer esta pérdida. La industria de cosméticos ha aprovechado los efectos benéficos de la vitamina E contenidos en este aceite y añadido ese antioxidante a productos para la piel, cabello y cuerpo, a fin de ayudar a retardar las señales de envejecimiento. Es exquisito cuando usado en recetas culinarias, así como en ensaladas y cocidos. Se recomienda el consumo de 5 a 10 g/día, equivalente a 1 a 2 cucharas de sopa/día. Cada 1g de aceite equivale a 9 cal. Este producto lo pueden utilizar adultos y niños

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